Desde campos que se abren para que nazca la vida
Momento en que levantas la vista desde un trabajo farragoso. Secando sudores y olores a tierra mojada, tierra recién regada de superación de obstáculos infinitos. Cansados hombros que caen al suelo mientras la vista recorre el cielo para, comprobar, que nada que pueda llegar a destiempo, desde paisajes que se pintan brumosos, pueda terminar por romper la visión de la recogida de manjares esperados, trabajados, sudados, llorados y deseados. Mirada que busca el cielo para otear nubes mientras el brazo corre a secar sudores y que se da de bruces contra la sensación de vida enterrada aún entre la tierra mojada.
Recostada boca a abajo contra la tierra observo la imagen de vida que espera impaciente el momento de romper el último de los límites. Visión sesgada que tiene aspecto de espejismo que aún no da imagen de semilla brotada pero que manifiesta su intención con una determinación fulgurante en toda la tierra trabajada. Sorpresa sin límites que, clara, dibuja la certeza de que a dos segundos y medio verás pintarse de verde brillante lo que ahora no es más que marrón oscuro. Alegría que se manifiesta en una sabia espera, que sabe y conoce el resultado.
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