martes, 14 de diciembre de 2010

Momentos inolvidables desde explicaciones


















Desde explicaciones que te debo ya desde hace un tiempo,


¡Valla! con la caja de sorpresas que traen los martes a este blog que recién empieza. Lo sé, lo sé, éste apartado es el que más desatinos provoca intentando buscar explicación a lo que llega envuelto en miles de tules que dejan pasar brisas para, enseguida, ocultar sabores. A los que me conocen, les da el soponcio cada vez que tienen que leer líneas en pseudo prosa poética que viene solo a corroborarles que si de algo pueden estar seguros es de que soy impredecible y a los que no me conocen deben darle mil vueltas las tuercas intentando descifrar si soy una personalidad romántica o una loca del tres al cuarto. 


¡Vive Dios! ¿A que vienen estos renglones? y es una pregunta honesta, pardiez, que lo que no sería correcto es su formulación si no estuviera acostumbrándolos a encontrar objetivos por todas partes en las líneas escritas por esta editora.


Y llega aquí, la mayor de las sorpresas, pues no, esta vez no va de objetivos, no son ellos de los que nos hablan estas pequeñas notas que caen por los espacios que quedan vacío entre los contextos, hablan, hablan y hablan de las circunstancias que nos abordan por los caminos viejos y nos acompañan convertidas en hábitos por todos los senderos. Es mi intención, hacerte partícipe, con ellas, de aquellos momentos que por decisiones internas, vuelcos y pequeños requiebros que me permitieron lanzar miradas nuevas sobre lo que ya consideraba muerto se convirtieron, ante mis ojos, en experiencias innovadoras que tienen y contienen tal envergadura de fuerzas que traen ocultas y que mueven, por si solas, mundos enteros, sin que yo me de ni cuenta.


Con ellas te dejo pistas para que contemples que es tu realidad pequeña y esa, que casi parece inerte, la que te da el poder de elegir mirar a través de una nueva lupa con la que puedes convertir una vida rutinaria, que no te satisface, en espacios donde eres tu quien elije ser o dejar que sean por ti.


Si no me crees, te cuento que estuviste conmigo en el carnaval de Las Palmas, subiste hasta Asturias pasando por Lisboa, trabajaste paseos por Barcelona, Marsella, Madrid. Estuvimos junt@s en momentos donde después de arar y cuidar tierras, esperas ver brotar la vida que plantaste en ella. Te invité a descubrir conmigo la dulce refriega que traen las tormentas, los pasadizos innombrables de la creatividad más manifiesta. Conociste amores perdidos y encontrados de nuevo. Sufriste los mil tormentos de las pesadillas que traen bailes eternos y convendrás, sin duda alguna de ello, que en todos pudiste perder un poco de tiempo para rescatar de entre tus recuerdos, la sospecha, de que tus circunstancias y las mías son tan parecidas que no hay lugar a dudas, de que en realidad somos herman@s de vida.


Mientras dejé que otearas la certeza de que si yo bla, bla, bla ... Yo soy Hamlet, Ofelia, Ricardo III, Rosaura, Antígona, Don Gil de las Calzas Verdes, Max Estrella, Ayax, Teucro, Ismena, Cándido, Romeo, Claudio, Ifigenia, Creonte, Polinice, Helena, Segismundo ...  en realidad, tú también lo eres, a no ser, que quieras seguir esperando, pero te aviso, de que yo voy y vuelvo y mientras sigo creyendo que debes salir a encontrar tus propias experiencias, porque ellas, no llegarán a ti si te quedas quiet@s.


En medio segundo me ducho, salgo por la puerta, damos un paseo y tomamos unas cañas, porque lo único que yo espero es que me cuentes, hasta dejarme ya de hambres satisfecha, porque si yo fui, tu también has sido y nos conviene dejarnos pistas de caminos que transitamos sin que el otro lo halla notado.


A fin de cuentas, yo lo único que sé es que si yo puedo, tú también puedes y por el momento, seguiré contándote tantas y tantas perlas que cuando acabe verás que tienes colgado de tu cuello, un collar eterno que parece que desgrana vidas y no solo una de unos cuantos años.

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