Herramientas de actores, útiles para tod@s
Presencia escénica o el Arte de permancer adquiriendo todo el derecho sobre el espacio que ocupas, cuando haces uso del mensaje.
Puedes sostener una imagen impecable, mostrar un dominio de la técnica de comunicación perfecto, manejar cuerpo y voz en función de un texto inigualable, apoyarte en los hombros de los gigantes para parecer un titán pero cuando los focos se encienden y sobre la platea cae el silencio que espera tu derecho a estar, a permanecer, a ser escuchado y creído, solo hablamos de quien y quien no tiene presencia escénica. Quien es dueño y quien no lo es de ese espacio comunicacional.
El derecho a estar, se gana, el derecho a permanecer es el Arte de crear coherencia de principio a fin en acción y texto para dar paso a ese momento mágico donde aquello que no es más que una convención pasa a ser una experiencia vídida y real ocupando el tiempo y el espacio como un recuerdo y no solo como una fantasía de alguien o un equipo de trabajo que por observar al detalle, imagina hasta donde podemos llegar, desde donde, a veces, ni estamos.
Da igual lo que seas capaz de correr o volar que, por mucha creatividad que enarboles en la construcción de apariencias, si no eres capaz de ponerlo en pie, sin que quepa duda, en ninguna célula de las que componen todos los cuerpos que ocupan la sala de espectadores, tú trabajo queda en vano o pendiente de la mucha o poca sagacidad que tenga una sola persona del público en percibir que la escena vivida no es más que un cuento o un cuento más que, ni va, ni viene, a pesar de lo hermoso o feo que sea.
Tan mágica es esta presencia que aparece, sin importarle lo perfecto que sea el contexto, siendo capaz de lograr el silencio en una sala abarrotada de gentes que llegaron con la espectativa de alentar a niños en sus pinitos escénicos, como padres que, aún a sabiendas del poco virtuosismo, están dispuestos a aplaudir, como si no hubiera mañana. En medio de la algarada, de bolsas de patatas que hacen sonar ruidos sordos al ser abiertas, de conversaciones dispersas de quienes no esperan absolutamente nada de lo que en el escenario van a ver o les va a ser contado, entre risas las risas de los que se aburren, a dos pasos del vacío de un espacio sin luces, en una clase que no respeta ni el sagrado momento donde una voz en off dice que, es preferible que se apaguen los móviles y entonces, aparece y obliga al silencio y a la escucha alerta.
Poseíd@ o repleto de duende, dice Lorca un cuerpo, una mente y unas emociones dúctiles que permiten que la energía fluya, que la coherencia embargue todo elevando a cota de sagrado el momento escénico. Ahí llega y se manifiesta como una energía proyectada que levanta la convención, el cuento, la mentira hasta hacerla escena digna de ser experienciada.
"Estoy aquí" y mientras, permanezco crezco y me quedo para siempre clavad@ en tu retina como recuerdo.
En tu recuerdo y entero, no, en la sensación de sorpresa, como una corbata bien atada o el perfecto maquillaje de la mujer más hermosa que llega a la fiesta. Un recuerdo y no una sospecha que trae atado un perfecto discurso, delicadamente hilvanado que da con la clave, justo hasta que, debajo del foco, otro hermoso elemento te hace olvidar hasta la más pequeña coma de aquello que recuerdas como, algo bello, pero que no puedes decir bien, cuando o como sucedió, si tiene o no importancia o dejó abierta la puerta al deseo de más maquillaje, más texto, a ver si se repite aquel destello de sorpresa que pudo haber estado en aquella mujer hermosa, o aquel o el otro señor con voz de tenor o barítono, que más da, solo hubo sorpresa.
"Hay una fuerza vital, una energía, que se ve a través tuyo cuando te mueves o acciones de alguna forma. Como cuando hay un solo tú en todos los tiempos en una expresión que es única. Más, si se bloquea nunca existirá a través de otro medio y se perderá"
Marta Graham
Upps y aún no sabes por donde atamos Reputación? Ay, ay Wolskwagen!!
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