martes, 10 de agosto de 2010

Momentos inolvidables desde el invierno

Desde el invierno,


Árboles que parece que susurran miserias cuando no te detienes a escuchar todo lo que comentan. Paisajes fríos que cruzan personas que agarran abrigos inmensos que les llevan perdidos en bailes eternos de abrazos propios. Rotura de sueños, que helados, caen en aceras olvidadas y que corren veloces a colarse por pequeños huecos  de ventanas que alumbran hogares calientes que se cierran de golpe guardando promesas. Sabores añejos que se ocultan detrás del colorido de grandes cenas, que niegan, que existen espacios de difícil acceso, que en secreto, guardan lamentos de tristes infortunios que no cuentan ni como material de cuentos. Fríos que se llevan hogares de intenso olor a soledades.


Disfrazada de invierno espero que el fresco de la noche no congele mi pecho. Oteo el horizonte, mientras descubro que es esta época la que mejor guarda caminos entre mi mente y mis emociones. Oteo el horizonte y espero que llegue enseguida la primavera. Oteo el horizonte detrás de una ventana que sabe que da igual que estación sea porque yo estoy en ella.


Toco el timbre de tu puerta. Te espero abajo y paseamos por esta cuidad que parece muerta. Nos tomamos un vinito y calentando las manos, te cuento, en voz baja, el día exacto en que llegará la primavera.

2 comentarios:

  1. Vaya, es una imagen melancólica del invierno. Por mi parte ese color más oscuro se lo doy al otoño, que me parece se queda entre dos tierras con las comisuras hacia abajo. El invierno lo veo más señor, de sensaciones más recias, más completo. En todo caso, ovida mis desvaríos y quédate con que me ha gustado mucho el texto, muy buen juego de metáforas y referencias.

    Nos leemos.

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  2. Pero es perfecto, de mi visión a la tuya abriendo caminos que van a paisajes distintos o no tan distintos. Es un placer compartir esas imágenes recias que marcan espacios que entierran otoños y me dan la oportunidad de abrir ojos y corazón para captarlo, también, desde tu punto de vista en cuanto se nos cierre el invierno detrás del cuello.

    Nos seguimos leyendo.

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