¿Marca personal o lamentos?

Te lo juro, querido lector, no sabía si contarte que el calor del verano me aplatana y que no sé, si es, por haber nacido en Canarias o, lanzarme de lleno a preguntar ¿Porqué no marcas personalmente tu rastro en tu vida y en las redes?  Es el verano que aplasta mi cabezota en Madrid, quien despierta las sospecha o hila lana de aquel ovillo viejo a este ovillo nuevo, el que me hace pensar que de alguna forma, aplatanada o asandiada revisa los temas como, atados y bien atados, aunque de colores distintos parezcan.

Dos años y algunos meses más llevo escribiendo en este blog, cuando entré no era capaz de distingir SEO de SEM, ni Enlace de I Feed ... entré, a redes, casi a hurtadillas y creyendo robar el puesto a alguien capaz de dar más de lo que yo tenía, a fin de cuentas, seamos serios, ¿Quien era yo? una canaria, que aterrizó en Madrid buscando ampliar conocimientos en Artes escénicas, que trabajó aquí y allá paseando calles, rincones y vericuetos de una ciudad con la ambición desbordada y enamorada de las candilejas, que conoce a Pepito y luego a Juanito y trabaja donde soñó, para luego ir a parar a donde pensó recogía cosechas de karmas mal avenidos o donde comió el fruto fresco de mares llenos de dharma en primaveras que parecía sería eternas, ahora, tropezando con lo que creía olvidado y después desechando lo que parecían túmulos inamovibles de hábitos viejos. 

De Coralina de colores, a Araceli Marrero, y de Araceli Marrero a AraceliMásArte y a pesar de los pesares, mil vientos y mil tormentos después, subo lentamente y casi, sin que percibas el proceso, hoy cometerías la locura de decir, que esta marca personal, es una esmerada mente creativa, perseverante y luchadora que piensa dar un vuelco a Arte y Eventos, Arte y RRHH para ofrecer formulaciones con las que aplicar Branding en proyectos empresariales de este país. Podrías incluso decir que soy bastante locuela, sino ¿de donde sacaría material para tanto cuento? y sin comerlo, ni beberlo, adivinas que yo, sobretodo me esfuerzo, en aportar sonrisa, allí donde se necesita o pareciera no existe y que entre mano y mano, sostengo vara de hierro construida a base de experiencias que, levantada al aire y cayendo podría destrozar miles de mesas. 

Últimamente solo escucho lamentos, y entre lágrima y lágrima que brotan, de miles de tormentos, me encuentro solo con miedos de los que creyeron estar levantando países enteros y ser la sólida roca donde se asentaba el futuro envuelta en paternalismo fiero y lamentos de quienes creyeron que papá siempre estaría y depositaron esperanza de futuro en un presente que prometía seguridad, en una relación, que sería para siempre.  

El presente se hizo pasado, y el pasado dibujó un futuro que niega la estabilidad y la necesidad de seguridad, ahora solo queda un presente donde, quien prometió no puede, ni podrá cumplir, y quien necesitó de la fuerza del que prometió, no encuentra asidero donde reclamar lo incumplido. Ni una, ni otra actitud prevalecerá, no hay papás que, llegados a la adolescencia, no sufran el síndrome de Hemón en los ojos de sus vástagos y aquello que viste como gigante, nunca lo fue y tu necesidad de gigantes protectores, desaparece cuando descubres que eres tú quien ha de tomar riendas, incluso para ayudar al papá que rompió su promesa desde que lo veas empequeñecerse, cuando su corazón asuma la vejez.

Este presente, está sembrado de oportunidades y en esas oportunidades no cabe el CV que tanto le gustó a papá, porque lo que necesitan, ahora, los grandes proyectos son personalidades compuestas que puedan construir en sus tareas, aunque estas tareas sean muy pequeñas, un Valor Funcional atado a un Valor Emocional y a un Valor de Responsabilidad Social Corporativa capaz de enriquecer a todos los grupos interesados y allí, ya no caben CV simples, sino capacidades y habilidades que, guste o no guste, van atadas y bien atadas al verano que aplatana o asandía al gigante.

Es hora, pues, de que tomes riendas y desarrolles tu Marca Personal, esforzándote en mostrar lo que realmente puedes aportar.