Visitando informes observas que hace un año, el porcentaje de individuos que aún quieren y buscan ser influidos, atraídos, enamorados y conquistados era de un mísero 17%, cayendo a un 14% en menos que canta un gallo. El gallo pensó que quizá si las gallinas no pudieran pensar volvería a ser el amo y señor del cotarro y tratando de evitar la tarea sugerida por los mercados internacionales donde se precisaba la urgencia de crear Reputación, apuntalando Valor Funcional, Valor Emocional y Valor de Responsabilidad Social Corporativa como base de gestión, entendió que Valor Funcional ya tenía y para ello sacó sus acreditaciones de calidad, Valor Emocional, ... bueno, esto se dejará para luego, porque aún no lo veo y el Valor de Responsabilidad Social Corporativa se puede apañar con recursos anteriores, con olor a caridades. Confió Branding a sus ya extensos y solidificados departamentos de Marketing y estimó que Branding, en su más pura acepción podía plegarse a las metas de un departamento que persigue ser un Don Juan Tenorio, invitándole a ser Don Juan, pero también marido fiel y comprometido.
Podría funcionar, si no siguieras observando en todos los puntos de atención a todas las aguas revueltas, lo que invita a pensar que no funciona, estimar diseño de Branding con estrategias de Marketing y la realidad, es que ni Marketing, ni Branding podrán acometer la transformación de una Imagen Corporativa que vivió plena en éxitos en una Era Industrial donde la construcción sólida se establecía bajo el funcionamiento a pleno rendimiento de las cadenas de montaje y donde la única preocupación era la distribución efectiva de un Valor Funcional al que le bastaban, cuatro menciones para ser considerado de calidad y una imposición férrea del discurso corporativo entre las pocas voces conscientes en sus puntos de encuentro. La consciencia, no es producto solo de la reflexión, ella, es fruto de la experiencia acumulada y la habilidad de reflexión y la experiencia acumulada, es única y exclusivamente responsabilidad de quienes creyeron que con la imposición férrea del discurso, cuatro menciones de calidad, una cadena de distribución y una cadena de montaje, más aquella innovadoras estrategias de atracción que lograron fama a Marketing, no tuvieron en cuenta que los grupos interesados, tarde o temprano, se darían cuenta de que hablas muy bonito, pero como relación estable, no sirves para nada, eres muy molesto, además.
Por el tubo del desagüe se caen todas las cadenas y entre cadena y cadena, condena y de la condena las quejas en todos los puntos de encuentro y atención, donde, a día de hoy, es posible registrar análisis realistas más complejos y mejor estructurados que los caros informes de análisis de mercados que se manejan en cúpulas de organización y gestión totalmente alejadas de los grupos interesados en el proyecto empresarial que no anden cercanas a los órganos organizativos.
Sin embargo, son los puntos de atención lo que sostiene a las cúpulas, de forma independiente a la percepción que ellas mismas tienen de la situación, donde creen ver que realmente su estructura no precisa de esos grupos a los que han podido manejar a su antojo, durante toda la Era Industrial.
Y así, cuando las grandes corporaciones sufren por sostener lejanías, allí donde les convendría tener roce, las pequeñas y medianas empresas, sufren de aquel contaminado corporativo "Son mis reglas y si no las quieres busca a otros" ¿Crees que puedes, ahora, tomarte la licencia de dejar que se valla a otro?
Dicen, las malas lenguas, que falta estrategia y lo que falta es entender el panorama para crear estrategias nuevas porque ahora ya no basta con un "volverán las aguas a correr mansas", con cuatro ofertas que sacaré, de viejas artimañas, para ahorrar costes, ahora, llegan pesadillas en negocios pequeños que te permiten contemplar como están diseñados, a pesar de pasar controles de todo tipo, negaciones a tu salud solo para sacar dineros y aparecen, como setas, la información altamente protegida de como se generan y quien paga, realmente, la oferta en grandes compañías
De base toma nota y atiende, porque tu punto de atención, sea diminuto, pequeño, mediano, grande o gigantesco, no es más que un puzzle que, una vez montado por empleados descontentos y clientes alucinados, muestra, si o si, tu poca o mucha intención de "Ganar solo dinero" o "Ganar dinero pero también, con la intención de controlar el como ganarlo"
¿Quieres puntos de atención sólidos? reconoce, entonces, que es allí donde tu mensaje corporativo, se pone a prueba en las acciones que irán ampliando la experiencia de tus grupos de interés.
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