viernes, 4 de abril de 2014

Objetivos, cuestión de elección

Si el infinito mundo de las probabilidades es como un campo gigantesco de posibles caminos a tomar donde vivirás una experiencia u otra, quizá el terror aparezca como el sentimiento más fácil de agarrar para no mover ni un solo dedo, ante los resultados desconocidos, aunque estos, sean percibidos o soñados como buenos.

No hay nada más desalentador, además, encontrarte caminando por donde tu entorno nunca visitó y recibir la desaprobación de quien "aterrorizado" teme que desaparezcas por horizontes que nunca tendrá el valor de desear, sin embargo, si hay algo que iguala a ese desaliento, tu propia certeza de que abierto un camino, no sabrás andar por él.

Aquellos que nos hemos dedicado a poner a prueba, de forma sistemática, causa y efecto comprobando la eficacia o efectividad de cada sendero, en espacios escénicos, donde el riesgo resulta minimizado a límites inimaginables, hemos aprendido que, hoy puedes ser malo, malísimo y mañana, bueno, buenísimo, mientras abres registros que nunca pensaste tocar en tu vida y si tienes suerte, algo de cada elemento termina contaminando la realidad que te has creado, volviendo tus pasos, cada vez más ágiles y flexibles y entre paso y paso terminas admitiendo que, lo único que elimina de un plumazo el terror, es el objetivo o esa pequeña elección que termina acompasando los núcleos que batallaban en un doloroso conflicto interno. 

Objetivos Vs dirección

Y que no te engañen, las primeras apariencias que no es un objetivo cualquiera el que mueve y alimenta cualquier escena, sino más bien, aquello que notas que se agarra a las tripas, calmando corazones y dando rienda suelta a una cabeza dispuesta a crear pasarelas y puentes que te llevan, como si la vida se te fuera en la tarea, donde, si no lo luchas mueres y tú lo percibes desde tu cómoda butaca, aún cuando tu cabeza, en vano, intente justificar estética, conceptual o cualquier otra fórmula que termine en ente.

Si bien, cualquier artista que trabaje en la escena te dirá que su labor consiste en reproducir "La naturaleza orgánica creadora" (Stanislavsky) yo te digo que, es más que eso, en realidad, es que ese intento extrae la posibilidad de poner a prueba cualquier elemento que, en tu vida, no quisieras, convirtiendo el peligro en una mera sala de pruebas y si de esta estructura sacas la habilidad de transformarte en observador de la acción, mientras la ejecutas, terminarás creyendo que todo, absolutamente todo, es posible en escena y rompiendo las cuatro paredes que envuelven a la magia de las tablas, también en la vida que has elegido.

Más queda otro pequeño esfuerzo porque direccionar exige eliminar el control, igual que el objetivo debe ser encontrado en las tripas y desde allí, ordenar corazón más cabeza, cualquier dirección nacida donde apoyas el sombrero o donde pones la mano para contabilizar amores y sufrimientos, no obtiene réditos de nueva y lo que es más grave, ni atrae al cuenta cuentos obligando a su trabajo a convertirse en puro tedio, ni atraerá a quien pretende relacionarse con ello porque, amig@ mí@, no hay nada de interesante en lo que no es fresco y distinto a lo viejo. Lo viejo, lo conoces ¿Que de atractivo tiene pagar por ver lo que vives a diario? es lo inusual, lo aparentemente casual, lo que satisface la curiosidad de quien estudia y trabaja en ello y del que viene a verlo.

Mi trabajo, luchar hasta el final. El tuyo, asombrarte de que yo haya o no haya conseguido el objetivo y luego, pararnos a charlar porque, mañana, de lo que me cuentes, te llegará mi respuesta porque, te digo, intenta mover tu cuerpo detrás de tu dedo índice, allí donde has elegido que vaya de forma, totalmente, natural.

Con el tiempo, la lucha se vuelve intensa y descubres que puede que solo existan dos objetivos naturales en toda contienda: Matar o ser amado. Cuando te vuelves vieja zorra de las escenas, terminas pensando que solo hay uno, ser amado y si no lo logro, te mato. Te mato, borrando tu número de mi agenda, rompiendo tu foto, poniendo en pie una perversa estrategia para desacreditarte, te traiciono o te corto la cabeza, pero, todo empezó porque, no me pudiste amar o yo no conseguí que lo hicieras, pero, y aquí viene el secreto, tendré que borrar tu número de mi agenda, con la misma intensidad con la que te cortaría la cabeza, si quiero que tú no me dormites en la platea.

Hey, ¿Que por donde anda el Branding? Te digo, actor que te dibuje su personaje de forma perfecta pero no esté dispuesto a morir o matar porque le ames, no está haciendo bien su trabajo y ya, ya puede intentarlo pero, te dormirás, no acabando el primer acto.

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