lunes, 24 de mayo de 2010

De nuevo un listos, cámara, acción.

Con un vinito en la mano y la otra llevando una aceituna a la boca. Hablando del cuento del JI JI JA JA con mi compañero. De rodillas en la tabla que me protege de una tumba fría en un cementerio abandonado y olvidado por las gentes del pueblo. La cara empapada de fríos vientos, de agua de lluvia. Los ojos cansados de miles de horas en el helado tormento de la espera interminable de pruebas técnicas. Maquillaje gastado por las horas en vela. La cara deformada de millones de tormentos. El cuerpo hundido de falta de conversaciones. El guión gastado de miradas sin notas, de preguntas sin respuestas, de caras de me importas nada y menos. Agotamiento de excusas que ocultan incompetencias, de susurros de "que pesados" son los actores que traen la hojarasca revuelta de aires de lamentos y risas de desprecio. Me llamo Lola, y ni siquiera recuerdo.

¡Que fantástica toma! ¡Qué lágrimas más verdaderas! ¡Actriz excepcional!
¿Cómo lloras tan fácil?

Lloro de impotencia, de horror. Las lágrimas están cargadas de sentimientos amargos de tu falta de mirada. De la certeza de mi poca importancia en tu cara. De tu mirada de "mira que bufón más tonto". De tus sonrisas esquivas. De tu falta absoluta de apreciación por el trabajo que no lleve colgada la palabra técnico.

¡Valla y yo con estos pelos!
Pero ahora recuerdo, me llamo Lola, cada vez que un hombre pisa mi suelo, muere tristemente, el único que acompaña es un padre viejo, rañoso y avaro. Gritón y descontento. 7 novios y 7 duelos. Nunca conocí el amor perfecto.

¡Menos mal que casa el estado anímico del personaje con el que yo poseo!

Olvidé las cámaras, y tiré del velo de luto eterno. No merece la pena tanto esfuerzo para que Menganito te reconozca por la calle. Volveré a ellas cuando el actor pueda implicarse en todo el proyecto. Cuando sea uno más y no un miserable objeto.

Con las lágrimas en la cara confundidas ya con la lluvia, seguimos tomando vinitos y aceitunas, hablando del JI JI JA JA y desplegando velas para el próximo proyecto. No sirvo yo, para tan largas esperas.

2 comentarios:

  1. Sea pues que la espera es difícil, que el momento en que el deseo sucumbe a nuestros pies parece que otro sustituye al primero.
    Y ya no lloro cuando no conseguimos lo que queremos, el drama me aparece cuando no tenemos nada por lo que luchar.

    Y con tu invitación del vinito en la mano, me río, lucho y espero y entre tanto y tanto unas risas, y un poco de aire junto al mar no nos vendría nada mal.

    Y desde aquí, desde la atalaya de mis deseos, te deseo que disfrutes del camino.

    Manu Medina

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  2. Largas horas de espera con un frío aterrador, envuelta en un chal y debajo un camisión. Maquillada durante horas y cuando digo horas, me refiero, a muchas horas muertas a la espera de nada. Ningún comentario por parte del director, ningún comentario por parte del equipo técnico. Sólos mi partener y yo, más perdidos que la una. Cualquier intento de pregunta era respondido con la huída. Notabas el desprecio profesional en todos los poros tu piel. A las 7 horas de semejante panorama, te llamaban y te decían, vuelve a casa. Para volver a llamarte en 2 horas y tenerte 5 más de rodillas sobre las lozas.

    A mi personalmente no me merece la pena pasar semejante tormentos para que Menganito me conozca por la calle.

    Luego estuve detrás, con el equipo técnico, y sé lo que piensan.

    No me merece la pena.

    Así que prefiero en JIJI JAJA el vinito y la aceituna.

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