martes, 31 de agosto de 2010

Momentos inolvidables desde las mareas enfadadas

















Mareas enfadadas,


Recuerdos que se agitan en susurros de viejas aterrorizadas que salen al encuentro de olas para golpearlas con palos intentando asustar a una marea enrabietada. Sensación de vida que se precipita por un camino de dirección única en busca de roces que llaman atenciones de pieles adormecidas. Unión total que se rompe en millones de pedazos que buscan de nuevo la inclusión en direcciones que abofetean montañas. Despierto del sueño de mi alma en calma para descubrir que soy yo quien reclama acantilados inmóviles convertidos en arena que acaricie los pies cansados que llegan buscando consuelo. Del respeto máximo, a la risa alegre que encuentra simpático tanto enfado. Del susurro que trajo el recuerdo asustado que hace sacar palos, al inmenso deseo de abrazar un mar entero que ahora clama por evitar sufrimientos.


Si, por descuido, me llevara la ola encrespada no sentiría su furia más allá de la calma y el vacío que me recuerda que es mi espacio, mi nada, mi mar en calma que ahora grita ronco y mañana sube despacio a encontrar caricias que divierten almas.


Vente directo a casa. Te espero en la azotea y desde allí oteamos semejante espectáculo. Tú silencio y mi silencio, en tu risa y la mía. 

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