viernes, 13 de agosto de 2010

Técnicas caseras para desarrollar la imaginación útil. Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe, o los Crímenes de la Calle Morgue, que me aterrorizaron noches enteras de dos semanas completas. ¿Quién iba a abrir uno más de sus cuentos, mientras esto sucedía?. Noches en las que mi mente conceptual emitía argumentos que callarían la boca a cualquiera "Es auténtica convención lo que acabo de leer. Se nota que es un cuento" para sorprenderme, enseguida, sintiendo un pavor descontrolado. Claro, que mi imaginación vuela, algo más que la imaginación de la media, mi implicación en las historias alcanza horizontes lejanos pero, acabar con el miedo solo lo logré cuando volví a abrir sus hojas y decidí volver a leer pero ahora indagando hasta que encontré los secretos que escondía en comas, puntos y en una palabra cualquiera. Yo abriría el mismo cuento que atemorizaba noches de entrevelas.


De aquellos Crímenes a charlar con una momia y yo no me he podido reír más leyendo textos que con ese cuento o quizá superara también la prueba, aquellas lecturas adolescentes con miradas, ya viejas, sobre tebeos de Mortadelo y Filemón, los nombro porque viene al caso, aunque aún no se vea en las líneas que voy escribiendo. 


Conversaciones con una momia. El diablo en el campanario. El gato negro. El rey peste. Berenice. El entierro prematuro. El misterio de Marie Roguet. El retrato oval. La verdad sobre el caso del señor Valdemar y toda su obra completa. Fueron gozadas, examinadas y estudiadas al detalle por una, aún "no actriz", que soñaba con lograr transmitir emociones envueltas en mensajes. Y aquí es por donde voy llegando, estudiar a estos monstruos desarrolla estrategias y técnicas de gran valor para talentos y mentes que deben andar siempre creando caminos que se conviertan en perfectos para lograr objetivos de comunicación perfecta. Si sólo ahí quedara la cosa, no molestaría a nadie contando estas casualidades. Pero Poe, también, se convirtió en una herramienta que favorece la libertad de los procesos creativos. Me ayudó a desarrollar una imaginación viva y con tendencia a la acción de forma constante, algo de un valor importante para los artistas que pueblan las artes escénicas. De la imaginación, Poe, me ayudó a rescatar, en todo momento, sólo lo que es útil y encima, es un autor sumamente placentero y ponerse a jugar con sus cuentos teñidos de sombras que se transforman en colores de una viveza incomparable toda una aventura.Y llego, porque Mortadelo y Filemón, leídos con la perspectiva que te da la madurez como lector, tienen casi el mismo efecto, si tu juego interno, vaga por senderos de gran comedia. Hablo de los tebeos y no de otras formas de acercarse a estos personajes.


Del placer de la lectura de obras tan bien construidas no es necesario hablar pero si que hay que recalcar el valor que tienen si las sometes a la mirada de enriquecer tu profesionalidad como artista.


Andaba yo convencida de las virtudes terapéuticas que traía este escritor cuando un director de teatro, de gran prestigio, me lo recordó, como herramienta para ayudar a otros "Si notas que uno de tus actores tiene dificultades con el despliegue de su imaginación. Recomienda que se lea a Edgar Alan Poe". 


Así que vine a concluir que Poe es una magnífica técnica casera para desarrollar habilidades creativas perfectas.


Y a mi, como personalmente, me cae superbien pues sigo teniendo cerca su obra completa que en cualquier momento vuelve a despertar mis carcajadas completas.


Me encanta este señor. También me caen bien Mortadelo y Filemón.



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