miércoles, 29 de septiembre de 2010

El rey Arturo. Aventuras secretas

Del que el Rey Arturo tuvo, tiene o tendrá aventuras secretas no hay duda alguna, si no ¿Cómo explicamos que ande repartiendo cuentos por Australia en casa de Juanito el de los rododendros, después de siglos en los que le creíamos muerto? de tal dato, otra conclusión, nada precipitada, aunque parezca un invento ¿Cuanto poder tuvo, tiene o tendrá el Santo Grial para mantener joven a la gente? ¿eh? la cosa se complejiza, si tenemos en cuenta, que desde luego, no andaba esperándonos en casa de Juanito a que le lleváramos la famosa copa, más bien nos lo encontramos, tan contento en una fiesta, a la que llegamos por sorpresa y para la que no habíamos recibido invitación. Tomando vino sin sentir la falta de la copa que antes le hizo clamar ayuda para encontrala. Está claro, que sus aventuras no quedan en lo que nos cuentan las historias que, envueltas en leyendas, llegaron hasta nuestras estanterías repletas de libros.


Lástima, que no lleváramos pluma, papel y ni siquiera tu bastón de escritor viejo para anotar comas y puntos de lo que anduvo contando pero, si tenemos en cuenta, que parecía mostrar ciertos reparos al hablar de los paparazzis de su época, mejor que quede el relato, escondido entre lo que nos contó, lo que interpretamos, el lenguaje que tú y yo utilizamos y las páginas virtuales de este blog para no despertar liebres y que no tenga que volver a salir corriendo. 


Lo "extraño" en apariencia, es que de semejante obcecación que tenía por levantar Camelot, en dos segundos y medio terminó eligiendo desaparecer lo que le llevó a inventar una "supuesta" muerte en campo de batalla. Bueno, que halla elegido desaparecer en campo de batalla, no es relevante, dada la época de la que andamos hablando, porque, morir de otra forma, habría logrado que sus andanzas no pasaran de una cuartilla, o lo que es lo mismo, de una mísera esquela en un periódico local cualquiera, tal eran las costumbres de moda en aquellos momentos y no me parece que hallan cambiado mucho a través de los tiempos. Levantar leyendas es un trabajo simple, pero que requiere de ciertas estratagemas, dignas del mejor de los artistas que más cuentos cuenta. Sea como sea, nos encandiló con aventuras sacadas de pluma experimentada de un escritor aventurero, lo único que nos queda es tomar la determinación de que, una vez volvamos a encontrarle, no queda más remedio que trasladarle esta cuestión porque no resulta lógico, en modo alguno, que tomara tal decisión en momento tan delicado de la historia.


Verdaderamente, resulta impactante descubrir que quien no se arriesga no encuentra puertas que otros han cruzado y que cuando cuentas cuentos como perlas, estás van cayendo en el desprecio de convertirlas en puras leyendas y mitos que personas comunes darán por sueños irrealizables.


Con semejante trayectoria, lo que resultó simpático más que extraño, fue descubrir que a lo largo del tiempo estuvo, está y estará en muchos sucesos relevantes y de gran importancia para el camino que abre la humanidad entera. 


¡Ah, amigo! ¿pero creías que íbamos nosotros a revelar misterios que obligan a Arturo a llevar una vida secreta llena de tantos sacrificios que, por perder, perdió hasta a Ginebra? Deja la cara de sorpresa que aún siendo mujer, puedo guardar buenos secretos para ir desvelando, como en un entre velas que trae el sueño, las verdaderas lecciones aprendidas, que escucharan oídos, que estén dispuestos a correr aventuras en sueños para traerlas despacio hasta la vida, sin que se asusten los tímidos que no terminan de combatir los miedos.

¿Cuantos crees que creerán que estuvimos cenando y charlando con el Rey Arturo en Australia, en casa de Juanito el de los Rododendros? El que quiera que pregunte que estamos a tiro de piedra en Twitter o por teléfono. Está claro, porque llegar a casa de Juanito el de los Rododendros es más fácil que comprar un móvil teniendo una bronca con el operador que servirá tu tarifa, algo en lo que se mostró totalmente de acuerdo el Rey Arturo mientras charlábamos largo y tendido sobre estos asuntos. "Si buscarán el Santo Grial, todo sería más fácil", suspiraba por dentro.

Toma el carro, que nos vamos a la compra y a marujear un rato con las lindas ratonas que a estas horas deben andar por la cuarta tostada y dos cafés.

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