miércoles, 16 de febrero de 2011

Aventuras de dos viajando

"Aventuras y desventuras de dos viajando desde el aura de una fresa hasta casa sin el submarino a cuestas" Si semejante agudeza no fuera tenida en cuenta como material de cuentos, deberíamos hacernos revisar nuestras cabezas.


¿Es el regreso sin tu amigo a cuestas o es la absoluta pérdida de referencia lo que te ata a un regreso que parece más corto que una ida donde se sabe a donde vas a llegar?  Y es que después de tanto trasiego puedo contarte las vueltas que dimos, a una fresa más que fresca, hasta que conseguimos la velocidad suficiente que nos permitió romper su campo gravitacional y de un golpe salir despedidos hasta caer en el frutero maltrechos y estrechos ocupando el pequeño espacio que habían dejado una manzana y un melocotón travieso que, se apretaban aplastando auras, hasta ser más que compañeros casuales de unas circunstancias que por raras, merecerían otro cuento, no en vano, el natural devenir de los tiempos, sin manos hilvanadas de viejas artes de celestinas atolondradas, no se habría producido semejante encuentro. Saltar del frutero y rodar por la mesa hasta dejarnos caer por el suave pico del mantel que te regaló tu abuela, fue un tormento pero una vez tocado el suelo, después de un salto al vacío usando mi bata como improvisada ala delta, el como el porqué y todos los secretos que provocaron que volviéramos a tener la estatura correcta, son detalles que, desde luego, no vienen a este cuento, aunque si somos serios, ya conocemos los suficiente para sacar la super lupa de nuestro querido amigo Sherlock y siguiendo pistas dejadas en otros cuentos, tirar del hilo y descubrir que tirando de éste, inflarse y engordarse no tiene más mérito que tener la fuerza suficiente como para imprimir la fuerza adecuada para tirar del pequeño hilo y dejar que el aire entre.


Baste contar entonces, que todas las señales que por el camino fuimos descubriendo, en realidad, nos hablaban de que, sin lugar a dudas y fuera de las previsiones que teníamos para el momento, de un pensado y deseado viaje aventurero terminamos cayendo en un cuento romanticón y sentimentaloide que a poco que reflexiones viene a dar con las claves de por qué, ciertos cruceros, que buscan sin reparos encontrar lo auténtico, terminan descubriendo que el único secreto parece ser aquella palabra que, por ser cantada y cantada tantas y tantas, veces parece haber perdido el brillo del color con que se pronuncia. Amor de mis amores, fue la atmósfera en la que vivimos durante todo el viaje, amor de mis amores pero ¿Al final que es esto? fue la reflexión que hizo que el camino de regreso se nos hiciera tan corto, barruntando el descubrimiento de las contradicciones aparecidas entre lo que creíamos que sabíamos y lo que terminamos viendo. 


Si hacemos cuentas, queda en el aire extrañezas de tal envergadura que más que un cuento deberíamos haber escrito un ensayo de investigación que contuviera amor de amigos que se pierden el objetivo por lograr calmar fiebres cariñosas, amor de submarinos que de casualidad encuentran que vivir dentro del ser querido, es cómodo, para terminar encontrando una manzana y un melocotón, que circunstancia arriba, circunstancia abajo, entre un trillón de posibilidades en contra, vinieron a encontrarse para amarse por milésimas de segundo en un frutero.


Y a esto, te cuento, que en realidad, aquí mi amigo, el escritor viejo y aventurero y yo, pensábamos contarte que entre esta disertación y el material fulgurante que deja la frase "Siempre nos quedará Twitter" que pronuncia un submarino devorado y cómodo en esa apariencia, más las últimas aventuras vividas en twitter, nos queda pendiente un cuento de maravilloso calado intelectual que definitivamente, dejaremos para más adelante, porqué al final, resultará preciso contar como nuestro amigo participó y que le deparó esto de la activa lucha de apoyo twittero a la revuelta #egipto y la tan vapuleada, traída y llevada #operacióngoya.


Así que arréglate que me acompañas hasta la pelu más cercana, porque es preciso que no me pille el viento que traen estas mareas gritando "Valla, y yo con estos pelos".

No hay comentarios:

Publicar un comentario