miércoles, 20 de abril de 2011

El valor de la diferencia

Pero ¿En que berenjenal, me he metido yo, con semejante título?. Dos semanas llevo, dándole vueltas y vueltas al desarrollo en letras, que compongan palabras  y palabras que compongan frases de percepciones internas en un intento de hacer reflexiones que sean útiles para ti. Para ti, que llegas y te comes todas mis propuestas, callad@ o emitiendo gorgojeos quedos desde el apartado comentarios siendo inocente de mis elecciones. Mil vueltas y por el medio, mil subartículos que llegarán más tarde como "Resistencias ante una hoja en blanco", "El poder de las amplificadas circunstancias subyacentes y sus manifestaciones más recurrentes", "El autodesprecio intelectual que uno puede pillar en una esquina cualquiera", "Las circunstancias externas y su valor de influencia en todos los espacios que quieres ocupar" " El como se enredan circunstancias externas, internas y subyacentes para amargarle la vida a cualquiera" más las preguntas que aún pretenden retorcer mis tripas mientras escribo, lentamente, cada una de estas líneas:


¿Cómo es posible que algo tan sumamente técnico como es la cuestión de poder abrirse para escuchar, que la diferencia enriquece más de lo que limita  apoyándome, simplemente, en la perspectiva que me da el mundo del arte, aportando para ello, simples ejemplos de fusión de técnicas, estilos, tendencias y mostrando los hilos del trabajo en equipos artísticos, venga a molestar mi mente trayendo a mi punto de visión todo, absolutamente todo, lo que dificulta aceptar la diferencia? ¿Es acaso una jugada maestra de mi subconsciente que quiere que sea capaz de reconocer la dificultad máxima que hay en este punto de hacer algo útil de la diferencia para poder enriquecerte? 


Sin comerlo y sin beberlo, mi mente desnuda sentimientos y sin venir al cuento, acabo relatándote núcleos internos, casi secretos. Núcleos, de esos, de los que usa un actor cualquiera para acercar su personaje a la vida que tu deseas ver en escena y de rebote, te cuento que es ese el esfuerzo y el constante e infinito trabajo que te aportará la visión necesaria para obtener la distancia óptima que necesitas para poder vivir la diferencia enriqueciéndote, mientras te implicas pero te implicas en la tarea y no en la batalla y la guerra que traen todos esos hábitos que buscan la igualdad para eliminar la violencia que se genera cuando la diferencia se vive como una amenaza cualquiera.

Si fuera posible, pasar por cualquier pieza teatral, sin entender, comprender y amar a cada uno de los personajes que se esfuerzan en llevar mensaje perfectos, yo podría sugerir que la diferencia no es algo importante o que no merezca atención pero estimando el valor del malo, de bueno, del perverso, de talentoso, el mediocre, el líder ... no puedo más que relatar que en función de un objetivo todos cumplen su papel a la perfección. Si no fuera cierto, todo esto que te cuento, tampoco podría hacerte la apreciación de que solo unificando talentos de gran esplendor conseguirás la pieza perfecta, que lleve el mensaje perfecto, comunique tus contenidos de forma perfecta y logre una relación perfecta entre todos los interesados en el desarrollo de la pieza. 


Después de todo este relato, te cuento que aquellas diferencias que se convirtieron en bloqueos durante dos semanas enteras, tienen solo valor cuando logras ser capaz de observarlas desde fuera y entonces batallas políticas, empresariales, vecinales, familiares, laborales ... obtienen el mismo resultado ante tus naricillas "Guerras, por conseguir la aparente imagen de todos somos, pensamos, sentimos y nos mostramos iguales, se muestren esta refriegas, como quieran mostrarse, solo son deseables y necesarias cuando no se tiene agallas para encontrar objetivos que los unifiquen a tod@s".

No hay comentarios:

Publicar un comentario