viernes, 9 de septiembre de 2011

Team Building. Creación de equipos artísticos

Gestión de talento es la práctica habitual que desempeñan los equipos artísticos y que asusta, por completo, a las estructuras de proyectos más estáticas que pueblan nuestro panorama. Trabajo en equipos que deben ser construidos como de alto rendimiento formado por personalidades muy fuertes y capaces, notas que ofrecen apuntes para el diseño de actividades de Team Building que se conforman en sistemas lúdicos que buscan un entrenamiento duro de roer donde la implicación debe estar sucediendo, de forma constante, tanto en el cuerpo, como en la mente y las emociones.


La aceptación del error y la capacidad creativa de transformar fracasos en grandes éxitos a tiempo real es la base que sustenta el diseño de las estructuras que conforman todos los procesos creativos.


Un equipo artístico puede prescindir de un director y lo único que conseguirá es relantizar el tiempo necesario para la puesta en pie de la pieza, así que un director consciente de este hecho, asume que su labor es la de gestión de potencialidades en función del objetivo principal que se trasladará a través del mensaje último.


La modalidades de trabajo se pueden iniciar en varias direcciones: Creación colectiva de la pieza en función de la necesidad de expresión grupal. Creación colectiva a partir de un mensaje ya dado por el autor o desarrollo de la pieza siguiendo los parámetros que el autor ha estipulado para ella. Cualquiera de estas opciones precisa de los mejores,  más capaces y más talentosos profesionales que requiera el cumplimiento del perfil en cada pequeña tarea a desarrollar de los que el director sabe, a ciencia cierta, que llegan a la primera mesa de trabajo con una idea clara, que defenderán a muerte. Hay dos opciones o les invitas a esperar que tú les des todas las pautas para no romper tu idea inicial, lo que implica que deberás asumir que te mantendrás en todo el proceso como si vivieras una auténtica batalla o eliges escuchar, escuchar, escuchar hasta dar con la idea creativa que los unificará a tod@s respetando el objetivo de expresión del autor o del grupo. Un director experimentado, siempre elegirá escuchar para hacer su trabajo, y lo elegirá más por la absoluta certeza de que las batallas harán cuesta arriba la acción de divertirse en escena que por simple comodidad. 


Si el público, nota o sospecha que el equipo se aburre o está realizando un trabajo mecánico, desestimará consciente o no del porqué, todo el esfuerzo. 


El trabajo de un organizador, director o coreógrafo de misa en escena termina así circunscribiéndose al espacio donde prima la tarea de convertirse en guardián del mensaje que se obliga a potenciar cualidades, habilidades, capacidades y sobretodo las diferencias de los miembros del equipo desarrollando ejercicio de entrenamiento adecuados. Genera grandes dosis de observación para estimar donde aparecen obstáculos para cambiarlos por retos implementando cambios estructurales aportando soluciones nuevas. Se esfuerza en transformar conflictos en conflictos creativos. Vela por la integración de cada propuesta individual en el funcionamiento grupal y se vuelve la Celestina que enamora a tod@s de la pieza y su gran valor de utilidad para un público que llegará, convirtiéndose en el garante que trasladará verdadera pasión por la comunicación y el diálogo que, entre todos crean, entre autor, equipo y público.

Fans, fans, fans ... Seguidores de una estética y lenguaje concreto. Participantes de una corriente Cultural precisan de agentes activos de la envergadura de estos equipos o no conseguirán moverse de sus asientos en el patio de butacas. 

Cuando no logro despertar mi creatividad, los mataría pero despertando mi capacidad creativa de unificación en función de conseguir el objetivo, simplemente, me los como a besos.

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