¿Que tal si aprovechamos las telas de lamentos para hacer escalera improvisada y salir por la ventana? Cinco segundos, que me atuso el pelo y salimos pitando hasta la aventura más cercana. Gusto y regusto por la aventura, me invita a tomar acción después de contarte los vericuetos internos de personajes variados.
Habrá que darse prisa, así que toma tu mochila, saca el paraguas y rasca fuerte tu perilla, antes de salir por la ventana, no sea que por pereza, demos tiempo a que los malos entendidos campen por las lindas plazas de lectores acostumbrados a darle, ahora si y ahora también, a una mente calenturienta. Es preciso pues, que expliquemos que no hay gusto ni regusto por el lamento y que no hay telas por las que te puedas deslizar si semejan cuerdas que anudan pañuelos húmedos de lágrimas, sino quieres acabar mojada y helada deambulando por calles por las calles tan fresquitas que, siempre traen los eneros, dispuesta a tomar callejuelas que te llevan a resfriados molestos.
Mal día compañero, hemos elegido para saltar por la ventana y mostrar, como llegando atados de cuentos viejos, podíamos dar un paseo para encontrar nuevas posibilidades donde enredar en el material de cuentos, estirando los cuerpos hasta dar con caminos nuevos. Hoy, ni hace frío, ni hace sol, ni acompaña nube al viento porque asomando nariz, ya no solo encuentras telas cosidas de lamentos en el salón, sino que las calles se han llenado de queja, que ha decidido convertirse en acción, para avisar y denunciar que no es posible, amig@ mío, sacrificar libertad de expresión solo para que cuatro, que no muestran carácter trabajador por la creación, puedan sacar a pasear piezas artesanales que agradan solo a ciertas "noblezas".
Tú yo yo sabemos, que no somos nosotros los que descargaremos, según que cosas, se quieran vender o no, como Arte o Cultura, porque tampoco somos de los que vamos a ir a comprarlas, seamos serios. Pero viejo amigo, si es cierto, que no puedes, ni debes quedar pasivo y que tenemos que ser muy activos manifestando opinión, guste o no guste, sirva o no sirva, te escuchen o no te escuchen, contra todas estas medidas que, con un con si, con un con no, limitarán al máximo el mundo de las posibilidades creativas que a ti y a mi tanto nos gusta.
No hay ironía más bien elaborada que la de quien desde una vida en el Arte rescata que si un Mozart o un Bethoven, nacieran en esta "extraña" época, quizás solo conseguirían un bolo o dos, en un centro cultural cualquiera y no hay perversión más extrema que quien defiende Sopas para alimentar niños "sanos", sean, precisamente aquellos que no dejarían, a estos dos grandes talentos, salir del barrio.
A falta de tachan y música adecuada para subir la tensión escénica al grado máximo te digo, que si aquella ya era perversión extrema, solo me queda nombrar otra estratagema que deja a mis compañer@s en el Arte a la altura de un zapato plano porque aún no entiendo, porqué limitan sus creaciones a la valoración de hombres tan perversos, que prometen lanzamientos mundiales a costa de tu talento, y no se atreven a salir solos al encuentro de los millones de afines que encontraran en las redes.
No te digo más que, encima ¡Yo con estos pelos!
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