No seré yo quien te invite a la mesa a jugar con piezas, a no ser que quieras que juguemos a tirárnoslas a la cabeza, pero, apetece contarte que si logras realizar cualquier tarea, por fea que ésta sea, con el hábito del juego, tú mesa y mi mesa, pueden encontrarse para dar rienda suelta a campos donde rescatas el núcleo general que unen todos los juegos, las aperturas de registros
Apertura de registros o, para mi, lo más atractivo del juego
No me encontrarás en carreras por saber quien es el más fuerte, el más list@, ni quien tiene más suerte ... allí donde solo reina el contexto del y yo más, me exaspera y despierta mi más sonoro aburrimiento y solo encuentro la gracia, a la apertura sistemática de caminos.
Aquellos recuerdos de quienes se esforzaron en que yo, tuviera la paciencia de meter a conciencia, datos en esta cabeza calenturienta, cuando los datos no lograban darse ni la más mínima vuelta, en sus caras de sorpresa, cuando no solo datos, sino conclusiones extensas lograban volcar las sillas y las mesas de aulas vacías de contextos de aprendizaje. Del porque Juana la Loca se casó con Felipe y cuales fueron las influencias del Amadis de Gaula en tales escenas. Del como Amadis, saltó desde lejanos tiempos para volcarse en las entretelas de la teoría de la relatividad y como el concepto relativista provoca un moviento de fallas en las cocinas del Tartufo de Moliere, la única forma de aprender que yo estimé como exitosa en mi caso, fueron las historias ¿extraña ahora de donde sale mi afición a contar o desenmarañar cuentos? ahora, no sabía yo que aquello era aprender pero jugando con los elementos y sus reglas.
Del placer del juego creí no participar hasta que, en los entrenamientos de actores, se nos nombraba "el juego", como la única forma de aprender, conceptos tan complejos como que el dedo gordo del pie, no está en escena, cuando el resto de tu cuerpo, mente y emociones, permanecen atadas a las tablas y tus cejas, capturan la luz para mantenerte firme, cuando tu partener, pierde la caravela y tú, has de soltar uno de los textos más importantes de la pieza, mientras luchas a brazo partido para conseguir tu objetivo, controlando el ambiente que reina entre el público y atiendes las últimas consignas de un direct@, estresado.
Sentarse en una mesa, toalla de playa o cualquier acera a mover fichas, no motiva mi ánimo o deseo por compartir afanes competitivos enredados en la habilidad de hacer trampas, sin ser descubiertos. "De oca a oca" pero, nunca fui detrás para ver, si la oca caía en la cazuela, o terminaba poniendo un huevo. Fue más tarde, ya pasada la adolescencia, cuando se me presentó la oportunidad de encontrar piezas que atrajeron mi atención en el juego del go, allí donde desaparecieron las piezas "importantes" para dejar paso a generar un juego que podía, sin la más mínima duda, convertirse en eterno. Ahí quedó la partida, cuando mi compañero de juego, salió del país y de allí terminé saltando a complejidades más manifiestas, donde el entrenamiento de las habilidades se unen, al no menos divertido, juego de rol o de personajes.
Juegos clásicos, pocos, pero, ¡Ay! no podría yo aprender, sin jugar y sin contemplar cualquier nueva propuesta de juego, como la posibilidad de jugar al juego de quien lo plantea, de quienes juegan conmigo y de los que observan. Por el camino, no te quepa la menor duda, yo he aprendido abriendo mis registros y de paso, me llevo la estructura misma del juego hasta las áreas más serias, más aburridas y tediosas de la vida, convirtiéndolo todo en un aprender continuo.
Que si, que si ... en nada estoy en Raidcall y organizamos excursión, incursión ;-) ... pero, primero voy a Pernon a coger algunas ostras frescas.
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