lunes, 18 de noviembre de 2013

Branding, personalidad creativa y gestión de talento

En realidad, no conozco, ni una sola persona que no posea la semilla de la creatividad. En realidad, ni siquiera mi gata, está desprovista de esa cualidad que se manifiesta en forma de talento.

La visita de las musas, es algo irremediable, cuando todo tu cuerpo, tu mente y tus sentimientos están direccionados, en la búsqueda de una solución concreta, después de haber probado que, definitiviamente, la forma vieja, no tiene ni la más mínima probabilidad de volver a tener éxito.

Recuerda ese espacio vacío, donde miras y solo esperas, aún pasen minutos o sean semanas enteras las que, alrrededor, revolotean rozando la piel, justo cuando creías haber perdido contacto con la realidad ¿Recuerdas, como de tamaña negritud saltó en  un momento la idea? ¿Recuerdas? no era una idea cualquiera, nada más verla saltáste detrás de ella y no paráste hasta dejarla impresa y quieta. Era una idea móvil y no se parecía, en nada, a las otras ideas, esas que aparecen y desaparecen mientras te hundes cómodamente en el sofá.

Podría parecerte que hay un salto quantico entre mi explosión en verdes, azules, rojos, violetas, amarillos y tu idea para sostener mejor, la pata de una mesa pero, amig@ mí@, la única diferencia entre una y otra, es el área donde se está necesitando la solución y mi absoluta curiosidad por saber, exactamente, que pasa en ese espacio donde solo hay negritud y espera, con la intención de extraer de allí el secreto que da forma a ideas nuevas, para mejorar ámbitos en los que ni siquiera me habría entretenido.

No hay personalidad creativa, todas las personas lo son, lo que hay son personas que creen que el proceso creativo es producido por musas incontrolables, personas que se aventuran a investigar los procesos y otras personas, enamoradas de los cambios que, entrenan habilidades para potenciar al máximo la cualidad que hace fluir el talento.

Ahora, ojo, si eres quien va a gestionar el talento, no todas las aparentes explosiones en verdes, azules, rojos, violetas y amarillos, corresponden a persona consciente y trabajadora de sus rasgos creativos. Y para que aprendas a detectar la diferencia, te aviso, entre más prejuicios tenga tu mirada, más fácil es caer en la trampa del que es consciente que con cuatro pases de manos sobre sombrero de copa, ha despertado admiración en tu mirada crédula y aún buscadora de musas. Si hasta ese "enamoramiento" llegas, cuídate de no ir más allá del embeleso del que compra bisutería barata, atontad@ por el brillo que le saca.


  • No hay muestra de creatividad que no contenga un sentido absolutamente práctico
  • Ni hay creatividad que pueda vivir en un sin sentido por muy hermoso que parezca
  • No es creatividad si presume solo de ser adorno y no muestra utilidad
  • No es creatividad si se muestra en el pico de una camisa y quien te vende creatividad por kilos, no es capaz de hacer que la veas en todos los poros de su piel.


Así que para aprender a detectar, te cuento que, igual que llamado ya al carpitero para que acomode mejor la pata de tu mesa, cuando no encontraste ese momento donde solo hay negritud y espera y desde donde salta aquella fantástica idea, no quedas embelesada confundiendo espátula con una varita mágica cualquiera, tampoco has de alucinar cuando te suelten sobre la mesa una ristra de ideas de todos los colores y sabores.

Más aún, si puedes, preguntate ¿Porque y para qué provoca esas explosiones de fastásticos colores? y cuando respondas, verás que disfrazados de creatividad pueden estar vanidad, avaricia, ira .... y claro, también puede estar creatividad ¡Que no te engañen las apariencias!

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