¡Y ya está! (Apuesto a que lo has pensado) se nos ha puesto ñoña, ñoña, ñoña ;-)
Siempre escucho con atención y sorpresa a quienes ven belleza, en cualquier parte, aunque esté quieta, no gozo de ese privilegio, no gozo ni siquiera del privilegio de ver y poderme quedar quiteta.
Si es en ti que veo, veo más que tú y no reparo en susurrarte un "Ve a más, a más" Si es en mi que lo veo, no paro hasta que todo funcione en el mismo código, de "Levántate y anda, corre hasta que los demás lo vean, como camino que si quieren pasean o quede como propuesta"
Que si, lo veo en toda la vida que me rodea, aunque me agobien las plantas o las piedras por sentirlas tan quietas ¡Ven, levántale y anda, habla y cuenta! tres, dos, uno ... y nunca el cero porque no para, nada para por dentro.
Afortunada, nacida en tierras y mares a los que así les llaman y tendente a volar más alto que las gaviotas que hasta mi vera vienen a corretear y curiosear toallas, bolsas y vidas humanas. Privilegios los que me cuentan que más allá de lo que ves, hay otros sitios y lugares a donde ¿Cómo vas a saltar, si tu ancestros ni siquiera tocaban el agua de las mareas? Ancestros con miedo al agua que les rodea. ¿Quien dijo miedo cuando antes que a caminar te enseñaron ya nadar y si de los viejos aprendíste a volar más allá de donde el realismo de las arenas te querían encarcelar?
El mayor de mis privilegios, la testaruda obsesión por saber cuando, donde, quien, porqué, para que y como volver a repetir lo que aparece, como bello o feo ante mis ojos para descubrir, exactamente el núcleo que ha iniciado todo ese movimiento. De las muertes de otros renacida, como ave que no espera la misma suerte o miseria y que encuentra. Encuentra, agarra y ata a la última de sus plumas el valor de quien volar también quiera.
Privilegio de nacer en tierras amables, encontrando todo lo que busca, aunque eso me lleve muy lejos. ¿Quien me hará creer que soy algo más que el viento que me obliga y ayuda a deslizarme, de objetivo en objetivo y de puerto en puerto? Suerte, del que no tiene o no encuentra satisfacción en lo que ya posee, con habilidades para ser exactamente lo que desea desde la infancia pero, insatisfecha y de curiosidad llena.
Y mi privilegio, el mío, la curiosidad del que otea el horizonte aprendiendo como baila el viento y le contesta las mareas, mientras peces y aves aprovechan para lanzarse a largos viajes, sabiendo que, ante enorme oleaje, mejor busca dirección que te aleje de la costa y adéntrate, olvidando la calidez de la tierra que por acogedora mata, en medio del golpe que para el movimiento.
Y vuela, vuela y nada, nada y baila, baila y recita, recita y cuéntame al oído que no hay mejor privilegio que tener media cabeza en el Arte y la otra media, en la búsqueda imparable de recursos que me obligan a ser contados para recubrir carencias con habilidades y lograr que las habilidades se conviertan en posibilidades de volver a decir "levántate, corre y vuela porque, el mañana es hoy y el ayer ya ni existe, ni tiene retorno, ni ganas de vuelta"
Privilegios y agradecimientos porque si corriendo voy a lomos del viento buscando ver como explosiona el otoño, el invierno, la primavera y el verano en todo lo que rozo, cualquier invento o cuento que me permita ver más seres vivos, cotejar el máximo de sus experiencias, revisar al tope todas sus acciones, precisa de soportes que, yo ni con un buen corte de pelo, quizá porque nunca caí en la "tentación" de decir, ¿Esto? ¿Vale, esto, yo puedo? porque para privilegios, el de un padre que paciencia distribuía, "Si tu dices puedes, no dejaré que no puedas hacerlo" y allí quedaba vigilando que lo que dijiste ibas a hacer, harías.
¿El gato? ¿El gato del martes? ¿Pero de que gato me hablas?
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