lunes, 7 de julio de 2014

¡Ay, del arte! Titulitis y formación constante

Kim Ehler - Hamlet Machine 03
"Mirar y ver"

Y la actualidad manda, cuando el mandato parece atacar conquistas que buscaban dar solución a necesidades básicas de las Artes.

No hay en mi, ni la más mínima duda, de la necesidad de formación continua y altamente especializada en todo aquel que tienda a querer pasar su vida, recorriendo los pasillos donde el arte se muestra como profesión, aún cuando haya nacido de la vocación y llegue llena de talentos únicos o habilidades innatas deseadas por todos. Tengas o no tengas lo que se precisa para brillar, no hay hueco o tarea que no requiera un entrenamiento forzoso y un aprendizaje extremo, más allá de donde cualquier otro profesional estaría dispuesto a realizar. 

¿Titulitis? ¿Para que te sirve cuando tienes miles de ojos clavados en cada cosa que haces y el terror recorre cada una de tus células, atorando tu garganta, resecando la lengua, subiendo hasta la cabeza donde juega a dar órdenes extrañas a todas las partes de tu cuerpo, machando toda la partitura de cuerpo creada y el texto se pone a bailar entreteniéndote mientras se aleja hasta donde no puedes alcanzarlo?  

No hay papel que deshaga el entuerto y no hay más que te sostenga, a pie firme, en la tarea, más que el pleno conocimiento de ti misma, de tu tarea, del conocimiento extremo de todos tus compañeros y sus tareas, del perfecto conocimiento de miles de técnicas, de miles de pensamientos e ideas, del control absoluto de la situación sabiendo hacer, mientras esperas agarrar al vuelo el conocimiento de quien te ve para tomar decisiones manejando, todas y cada una, de las herramientas. 

¿Formación? más de que la que pide cualquier otra profesión, dedicación más que la que requiere la atención de quien realiza su función agarrando la máxima responsabilidad que necesita dar salud, allí donde hay enfermedad porque, guste o no guste, se entienda o no se entienda, aquello que sanan las artes es donde no solo el cuerpo o la mente han de ser curadas, si no más bien, atiende a la sanación de emociones y almas enredadas en alcanzar la perfección de las relaciones y las emociones que allí se atan.

No temo a la falta de titulitis en las artes porque las artes, a diferencia de otros cuentos, no son entornos donde el engaño se esconda mediocridad en lindos despachos, si no más bien a lo que detrás se guarda de pasos que nunca avanzan de aquellas personas que no pueden agarrar ni la belleza de sus propias almas, ni estimen que esa alma pueda vivir en otros seres porque para que yo te sople, allí donde el alivio se te hace necesario recomponiendo núcleos enfermos que ni te atreves a revisar, recoja yo la batuta y medio te engañe diciendo que 

"El poeta es un fingidor.
Finge tan profundamente
Que hasta finge que no es dolor
El dolor que de veras siente.
Y quienes leen lo que escribe
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive,
Sino aquél que no han tenido.
Y así va por su camino,
Distrayendo a la razón,
Ese tren sin real destino
Que se llama corazón".

Pessoa

para que tú lo veas.

Porque, amig@ mí@, te digo que si bien de titulitis yo sufro, si te digo que es absolutamente necesario que todo individuo que atraído sea hacia el mundo de las artes necesita para dar solución a tu propia y única necesida de perfección y belleza, de grandes espacios donde poder formarse, entrenar, investigar y probar, aunque, aviso, si no lo tenemos quien sufrirá eres tú porque yo seguiré danzando aquí y allá, más despacio, pero seguiré danzando, así sin más. 

¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario