viernes, 23 de julio de 2010

Entre sueños y retos

Adoro los sueños, los gozas de noche, los inventas de día, los transformas por las tardes, los vuelves a retomar, adornas con ellos páginas en blanco, los anotas en márgenes de libros, en pequeños trozos de servilletas, los anudas, los envuelves, los ocultas, los remueves y un día decides, que es el momento de trasladarlos al mundo real. Sucede esto cuando los dejas viajar, los acunas, los meces, los crías y los dejar crecer libres. 

Cuando el crecimiento sube reptando por ellos y ya ni recuerdas, de donde vinieron o por donde se fueron. Te pillan, a solas, o rodeada de miles de vidas, te toman al asalto convertidos en determinación, seguridad y envueltos en un "es posible" grande y amplio. Aunque luego, los sueños, cuando caen en el mundo real, amanezcan sembrados de obstáculos y por momentos, se conviertan en pesadillas recurrentes que te acompañan siempre, los sueños, traen consigo la semilla del éxito, porque ellos quieren vivir más que tu darles la vida.


Recuento los sueños y descubro los que llegan, sin avisar, en cuanto dejas de pensar y decides descansar. Están los que tocan suavemente a la puerta de unos ojos somnolientos a punto de claudicar, estos sueños que llegan a la almohada, a punto de hundirse, al peso del sueño, avisan y te dejan jugar. Hay otros sueños, los que invitas a entrar cuando estás delante del mar o de cualquier otro lugar. Y estás los sueños, que obligas a aparecer para cumplir responsabilidades de juegos reales, que luego te han de pagar. Todos estos sueños, parecen lejanos a la rutina del diario vivir pero no es cierto, ocultan secretos que hilan inmensos ovillos que aparecerán en cualquier momento. Parecen quietos, pero observan tu vida y encuentran, sin que te des cuenta, donde agarrarse para regalarte la visión de un reto.

Ante un sueño que sueña con convertirse en reto sólo queda la rendición y la huida de tu propia vida o la de librar batalla hasta que el sueño, convertido en reto, se manifiesta en tu rutina como si hubiese sido, siempre, parte de ella.

Librando batallas descanso de una vida semidormida, que la mayoría de los "debes hacer y ser esto" sufre. Librando batallas comencé a trabajar en un escenario. Aterricé en Madrid. Volé a miles de encuentros nuevos que enriquecieron mi vida personal, laboral y económica. Me volqué en proyectos imposibles, perdí mientras ganaba y gané mientras perdía. Librando batallas destruí senderos viejos y abrí autopistas inmensas.

Librando batallas por amar tanto a los sueños que los dejo libres para convertirse en retos, descubro a diario, que YO SIEMPRE PUEDO.

Así que no me queda más que contarte que yo "Adoro los sueños"

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