De resultas, viajando por cuentos cerrados por el paso del tiempo, vuelvo a retomar hilos donde dejé colgado a Branding esperando que cabecitas atoradas, por el miedo al cambio, terminen reaccionando, cuando la repetición de acciones pasadas den el valor, cero resultados. No hay nada atrás, pueda justificar el reverenciar acciones y estrategias que vengan, a dar valor real hoy, aunque en el pasado te trajeran mil éxitos, porque la cosa, te guste o no te guste, cambia.
Branding, del cuento del martes, al cuento del hoy, o aquello de dos incongruencias. Una pensada para aportar claridad un martes cualquiera y otra, para dar luces, el jueves. Y aún así, las dos llegan a lomos, de sacar de baúles acciones pasadas que nos trajeron éxitos ¿Cómo es que de la Responsabilidad Social Corporativa, en cuestión de menos de un año, ha pasado de ser una promesa de obligado cumplimiento, a la imagen pública de quien es " bueno" porque trabaja en formato de caridades? Dicen, las lenguas viejas más sabias, que estás condenado a repetir errores si no recuerdas el pasado y yo hago crecer la sapienza insinuando que, olvidando, estarás condenado a repetir los errores del pasado, pero nunca los mismos éxito si repites acciones.
Vincular o vinculación era el eje principal que movía a aquellos viejos y oxidados Jefes de Ventas, la imagen del que cuida y te cuida, era imprescindible en una época donde la necesidad de protección y seguridad llegaban de manos, siempre externas y que en apariencia, parecían del todo buenas pero se volvió "raro", porque acumulaste pasos dados, que hacen reventar venas de risas histéricas, cuando ahora prometes y cuentas que arreglas lo que tu mismo rompiste. Pasan dos segundos, y repites, aquello de romper, aunque sea por otra parte.
Casi rotas las relaciones con trabajadores que ahora, son conscientes, de ser solo piezas en un entramado enfocado solo en la única necesidad de acumular beneficios, también terminas estimando que, quizá la solución al punto de encuentro, pase por romper relaciones con el consumidor alejándolo de tu punto de esfuerzo, como antes hiciste con el trabajador. Sea como sea, piensas, hay una puerta abierta y por algún lado aparece la certeza de que se puede seguir creciendo, aunque ahora, en relaciones, aún no masacradas, como pueden ser las que te abren otro espacio, dedicando tu actividad otros negocios. Desde luego, allí si que parece todo más fácil: usamos el mismo lenguaje, el mismo sistema. Todos sabemos y conocemos las estrategias y luchamos por el mismo objetivo, pero ¿Dejará tu ansia de acumular beneficios, en formato ganar - perder, para que se enriquezca la otra parte o volverás a cometer el mismo error que dio al traste con tus relaciones anteriores con empleados y consumidores?
Llegaste, conquistaste, y olvidaste, mantenerte alerta a los cambios que la interacción de la relación estaba provocando.Y tuviste éxito, porque llegaste cuando aún no sabían nada de ti. Conquistaste con una imagen perfectamente diseñada y bien puesta y olvidaste, que mientras crecía la relación, todos pudieron comprobar, que no cuidaste más que el objetivo de ganar más, a costa de lo que fuera ¿De que te valen, entonces, caridades, que todos saben que se vuelven necesidades por tu falta de previsión y la agresividad que mostraste persiguiendo ganar y solo ganar?
Con los viejos Jefes de Ventas, encontraste la formula de crear familia entre empleados y clientes pero llegó Marketing y el afán de conquista olvidó las notas que hablaban de cuidar esa relación. Mientras esto pasaba, empleados y clientes, se volvían más lejanos al punto de visión y en tu olvido ellos, terminaron por ser más independientes. No hay vuelta atrás y aquellos códigos de vinculación que usaron los Jefes de Ventas, ya no obtienen los mismos resultados.
Viejas relaciones rotas pero un nuevo camino que se acomete con las mismas acciones: De la cesta de navidad, los cupones y regalos, a la ruptura casi total y ahora llega, el formato, yo cuido el "Medio ambiente" y regalo bicicletas a la comunidad indígena que más lejos tengo y entre idas y venidas, te olvidas, que todos los errores cometidos, fueron gestados entre el solo decir y el hacerlo bien, que tanto te demanda una relación que se prolonga en el tiempo.
A todo esto, con tanto correr, día si y día también, debo ir a la pelu. ¡Valla, que pelos!
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