Arrojar luz e invitar a buscar una solución es el motor básico que mueve las creaciones artísticas y sobre esta necesidad se levantan piezas compuestas que trasladan contenidos complejos que van a transmitir un mensaje simple.
Cuando la voz corporativa emite mensajes simples dotando al producto y los servicios de paralelismos atrayentes, no deja de realizar una simple acción de arte de corte donde, solo el realce, prima por encima de la comunicación que será aceptada o no, en función del grado de inexperiencia o la falta de conocimientos que tiene el interlocutor. Cuando la voz del interlocutor interpela al arte de corte y de marcado carácter neolítico decorativo, con mucha dificultad encuentra un espacio a la comunicación interactiva y es el momento en que el artista, adquiere percepción de individualidad, cuando se aleja de los mensajes corporativos y eleva la profesión a un nivel donde el artesanado al servicio de los intereses pierde relevancia para encontrar un ámbito donde la eternidad de una obra o pieza se reviste con el halo de lejanía y glamour que aún hoy puede ser percibido por unos interlocutores que, creen y pueden estar viviendo ese aspecto sagrado que emana de sensación de vivir un momento que puede captar inmortalidad.
Cuando el Arte medicinal y sagrado de gran utilidad en el paleolítico, pierde el peso de la individualidad del artista y acampa en el arte decorativo, termina reconstruyéndose en esferas donde se vuelve espejo de almas para volver a encontrar la esencia del diálogo constante con su interlocutor.
Innumerables procesos de prueba y error, prueba éxito terminan revelando técnicas que una vez aprendidas, entrenadas y mecanizadas logran dejar el espacio suficiente para que el talento levante el vuelo soportando estructuras de una complejidad extrema que terminan simplificándose en pequeñas tareas o partituras que componen piezas que la humanidad entera pueden reconocer como eternas.
En un contexto decorativo las disciplinas que más valor adquieren son las que permiten lanzar mensajes evitando el diálogo real con el interlocutor o postergándolo a un nivel anterior o posterior al momento del disfrute. En un contexto donde la habilidad del diálogo se hacer totalmente necesario, son las artes escénicas las que adquieren todo el valor.
Las Artes escéncias, se nutren de un mensaje que es arropado con contenidos complejos y que tenderán de forma irremediable a ponerse a dialogar, a tiempo real, con sus interlocutores.
Para el diseño de una Imagen de Marca el valor de la estructuración de un mensaje arropado por contenidos complejos, capaz de ser puesto en pie por actores, (hombres y mujeres de acción) que puedan transmitir, recibir interpelaciones conceptuales o de gran potencial emocional o cúmulos de significados complejos, ofreciendo soluciones, in situ para llevar a buen término una comunicación satisfactoria, es fundamental.
Las herramientas artísticas que ofrecen las artes escénicas revisan la capacidad y la habilidad de construcción de mensaje y contenidos, la destreza para crear partituras grupales e individuales para el sostén de la convención escénica o el diseño de una Imagen de Marca. Revela el talento de cada uno de los individuos y sus asociaciones grupales para dar soluciones a tiempo real a problemas tanto internos, como externos, en la puesta en pie y permite desarrollar las destrezas necesarias para detectar, en cualquier espacio de comunicación, los canales adecuados de transmisión revitalizando el uso o desestimando las vías inadecuadas, mientras cuida, diseña y perpetúa la coherencia de principio a fin para revitalizar la convención escénica.
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