¿Sabes el día, ese en el que te levantas y buscas algo, pruebas todo, y uno es demasiado dulce, otro demasiado agrio, otro demasiado soso para pasar al lado del que es muy salado? ¿Sabes el día en que te acuestas soñando que algo cambia y cuando despiertas, buscas y buscas y no paras de buscar para ver donde sucedió el cambio? ¿Sabes el día en que todo fluye como agua subterránea y corres y corres y corres para encontrar el hueco por donde verla correr limpia y fresca?
Algo se gesta, en alguna parte y no logras ver donde se manifiesta pero notas el aire fresco del cambio, la tierra húmeda que pretende romperse entera para dejar salir la semilla, ahora convertida, en pura vida que explota en verdes y que pronto brillará en gamas enteras de colores brillantes que recuerdan a la primavera.
Confundid@ quedas y volver, te encantaría por la vereda que que te trajo hasta la encrucijada y entre que decides si regresas, esperas o avanzas quiet@ permaneces como una estatua oteando horizontes nuevos, dejando perder la vista por los que ya conoces de viejo y quiet@ elijes dejar que la brisa sea la que mueva lo que ni te atreves a acompañar.
Dicen las lenguas viejas, que viejos se quedan los caminos cuando decides dejar de transitarlos y entre que, ni vuelves, ni te quedas aparece la inusual certeza de que, pase lo que pase, podrías quedarte allí paralizando el mundo y sus tiempos, hasta que los tiempos y sus mundos decidan moverse tal y como tu los soñaste o allí te quedas.
Y te quedas y no vuelves pero no caminas y al final, ni esperas, solo marcas dirección y determinas, en medio de la total parálisis que vas a tomar acción y, durante un tiempo incontable, solo puedes sentir tu alerta, escuchando tus dedos, tus rodillas, la boca de tu estómago, la suave danza de tu pelo y no sabes, si pasó un segundo o pasaron vidas enteras.
Pasando vidas enteras o segundos, estás quiet@ y solo sabes decidir que, ahora, mientras dedos, rodillas, estómago y pelo, elijen el momento de dar el primer paso, has terminado por decidir que vas a entretener la vista, la mente y los sentimientos para dejar solo al cuerpo y sus deseos para que. solos. encuentren la forma adecuada, desechando la vieja y hasta la que imaginaste como nueva@.
Soledades buscas y soledades encuentras para dejar de imaginarte como nueva, para controlar los hábitos viejos que intentan colarse por las rendijas de tu silencio y mientras subes y bajas por las mareas que otros provocan, sabiendo que ni la más terrible de todas ellas, lograrán mover ni un solo pelo en una dirección que no sea, la que marcas, aunque aún no sepas que te depara, ni hayas emprendido el movimiento.
¿Te parece poca aventura para escribir un nuevo cuento?
Reconociendo estilos viejos para contarte este cuento, me remito a de donde vengo, allí donde la línea de acciones queda sumergida en la aventura interna del momento pero, te digo, te digo, te digo que de entre la relajación y la tranquilidad que surge de la burbuja que te aísla de la realidad y esta que obliga a tus tripas a gritarte que no, que no, que no .. que esto no es lo que quiero, prefiero ésta que aquella que queda atada a paisajes utópicos que, no encuentras más salida luego, que la mísera queja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario